Hará una hora que hemos vuelto del mercadillo. Nos perdimos a little bit, pero con ayuda de unos mapas y de Xavier, dimos con el lugar. Por una parte estuvo bien perdernos, así descubrimos ese barrio. Las calles pavimentadas con adoquines, los edificios antiguos y altos que regalaban sombra en este día tan caluroso, las plazas iluminadas por los rayos del sol que se colaban entre los árboles... en general, precioso, lleno de gente joven a su aire y de tiendas raras, como una pastelería que vimos que tenia una pasada de escaparate, lleno de magdalenas ( muffins no, magdalenas de toda la vida! ) decoradas que daban gusto y un pastel hecho aparentemente de perlas ñam.
Pues paseando fuimos hacia la galería en donde se celebraba el mercadillo. Fue un poco decepcionante, la verdad, coincidimos con Elena en eso. Una salita rectangular y pequeña, con bastante gente y encima pasillos pequeños que no cabíamos de dos en dos, eso y súmale la insoportable calor que hacía, a pesar de los ventiladores. Horrible. En cuanto a la mercancía, havía de todo, se salvaban varias cosas y los precios estaban bien sólo que tenías que encontrar la prenda adecuada y en buen estado. Vi unos zapatos a lo mocasín y con tiras, muy bonitos, pero estaban desgastadísimos. Me cogí una falda gris de tallo alto y unas converse rosa flojo.
Con tanto agobio salimos en cero coma y nos fuimos. Pero eso... que un poco decepción porque nos imaginábamos un mercadillo a lo grande, con muchos puestos, pero que va, estaba todo aglomerado, en cajas y percheros y resultaba agobiante rebuscar.
Ojalá tuviera la cámara, la hecho de menos... prometo entradas ilustradas en cuando la tenga.
AU REVOIR!
